Sandra Milena Cardona proviene de una familia con “vena comercial”, por eso no fue una sorpresa el día en que decidió, ante una delicada situación familiar, renunciar a un trabajo de varios años y montar su propio negocio de ropa infantil en Puerto Wilches, Santander, de donde también es oriunda. Ahí, en el año 2007, nació Travesuras Infantiles, muy de la mano de otro emprendimiento: “El ropero de ellas y ellas” al frente del cual está su madre y se especializa en venta de prendas de vestir para dama y caballero.

Ella vivía en Bucaramanga y viajaba cada ocho días a Puerto Wilches, así que con el paso del tiempo se fue dando cuenta de la realidad que encierra el refrán popular “el ojo del amo engorda el caballo”, y que significa que el propietario de un negocio debe estar muy pendiente si quiere que funcione bien. Y ella hasta ese momento lo venía manejando “a larga distancia”. Así que tomó otra decisión y en el año 2016 se radicó en su municipio natal, donde la esperaba, además, una oferta laboral, así que siguió alternando su tiempo entre las dos actividades un tiempo más, pero ya podía estar más cercana a su almacén.

Esto cambió tiempo después y desde el año 2017 se dedica totalmente al almacén y, en sus palabras “el crecimiento ha sido maravilloso”. Su historia y sus resultados, fueron las credenciales que la respaldaron como una emprendedora de empuje y le dieron la seguridad para postularse al Programa Sacúdete, en el cual vio la posibilidad de crecer como empresaria. No solo fue aceptada a inicios de 2021, sino que ganó un incentivo del Programa de Hábitos Empresariales. Frente a los aprendizajes que ha tenido en el programa, Sandra destaca: “retomé la costumbre de hacer el mapa de los sueños, pero esta vez convertido en metas y presupuesto; aprendí también a usar el libro diario, pero con una mirada más estratégica, antes lo hacía como por inercia y no entendía mucho, ahora es parte fundamental de mi negocio, eso y llevar muy bien el registro de pedidos de clientes para monitorear mi inventario y tomar decisiones a tiempo”.

Considera que una de las razones por las cuales ganó el incentivo, fue haber demostrado las ganas de aprender para que su negocio sea cada vez más sólido, se expanda y continúe respondiendo a las necesidades de quienes llegan a él en búsqueda de ropa para sus hijos. Por eso, lo va a invertir en estantería especial que le permita exhibir de forma amigable y amorosa sus prendas, de manera tal que puedan verla ordenada y clasificada.

Este negocio, que hoy en día logra un promedio de $10 millones mensuales, se proyecta como una importante distribuidora de ropa infantil para el Magdalena Medio, al cual los comerciantes acudan para realizar compras al por mayor. Por eso, visiona también sumar nuevos productos como coches, corrales, bacinillas o caminadores, “así una familia puede encontrar todo en un mismo lugar”. En la actualidad genera tres puestos de trabajo, aunque en temporada alta como Navidad ese número asciende a cinco o seis.

“Yo quiero seguir inspirando y soñando para que otras personas se animen también a soñar. Y quiero, además, dejarle un legado a mis hijas”, puntualiza.