En el año 2000 matan al esposo de Lidia Josefina Acosta y ella queda como madre cabeza de hogar de nueve hijos, el mayor de ellos con 20 años y el menor con dos, así que tomó la decisión de trabajar con aquello que tenía al alcance y era ya parte de su vida, las aves. Desde entonces, comenzó su granja en la que cría y vende gallinas y huevos.

“Gracias a esto, he logrado sostener a mi familia y educar a mis hijos, porque además es confiable trabajar con las aves”, asegura orgullosa de lo que ha logrado en los años que lleva con su negocio aun a pesar de las dificultades, como aquel año y medio en el que no pudo trabajar porque tuvo una cirugía de rodilla, pero una vez recuperada continuó sin descanso.

La historia de este emprendimiento se ha construido con base en la honestidad de su creadora. “Yo no altero los precios, me cuido de eso, me gusta ser justa y no perjudicar ni al cliente ni a mí”. Así, la “Granja San José”, nombre dado en honor a su padre, espera continuar proveyendo a sus clientes actuales y nuevos, productos avícolas de gran calidad y precios justos.