La necesidad de generar ingresos por cuenta propia, en especial porque no podía ubicarse laboralmente al ser mayor de 60 años, llevó a Rosa María Vera a comenzar un proyecto de piscicultura, en conjunto con otras familias, al cual llamaron “La Granja Sabanera” y que arrancó en una primera fase en 2017 en la región de Sabana de Torres, departamento de Santander.

En estos primeros años, el emprendimiento logró producir pescado, especialmente cachama, en dos pozos que les fueron dados en comodato. Sin embargo, esa figura se terminó y en 2020, incluso ya con terrenos propios, el desafío que se les presenta a las diez familias que forman parte de la empresa, es arreglar y poner a producir nuevos pozos, para lo cual están trabajando arduamente en la consecución de los recursos financieros que se requieren para lograrlo.

“Nos enfocamos en las cachamas porque el pescado es primordial en la canasta familiar. Es nutrición y tiene gran pedido y queremos que llegue a todas las familias, por eso buscamos producirlo de forma tal que podamos darlo a bajos precios, es una forma de ayudar a la salud de todos, sin importar su condición económica”, explica Rosa María.

Ella, está convencida que con el compromiso que tienen con este proyecto, así como con el trabajo en equipo y la solidaridad que se vive entre todas las familias que forman parte de él, van a conseguir que sus propósitos se cumplan y no solo se vuelva a consolidar el negocio de piscicultura sino también otros proyectos agrícolas.