“Frutillarte” nace del deseo de una ingeniera química de utilizar la fruta que estaba siendo desaprovechada en regiones como Castilla La Nueva, en el departamento del Meta. “Yo vivo hoy en la zona urbana, pero mi vida siempre fue en el campo, entonces hice un estudio del proceso de transformación de la fruta en productos como mermeladas y me di cuenta que podía generar un negocio rentable y a la vez que aportara bienestar”.

Quién así lo explica es Erika Sandoval, fundadora y propietaria de este emprendimiento que ya tiene varias líneas de sabores como maracuyá, guanábana, lulo, frutos rojos y arazá, esta última una fruta exótica que se da por la región del Chocó.

¿De dónde viene el nombre Frutillarte”? Es una combinación de los apellidos de ella, su esposo y la esencia de la fruta: Villar y Duarte, y al combinarlos generó una sonoridad especial que les permitió crear su slogan “La fruta hecha arte”.

Dificultades como las que llegaron con todo el tiempo de pandemia que causó caída en sus ventas, los llevaron a generar oportunidades en nuevos canales como las redes sociales. Y con ese trabajo constante aspiran a posicionar su empresa como una de las mejores de la región en transformación de fruta, lo cual generaría un crecimiento en su operación, la cual, a su vez, traerá posibilidades de generar fuentes de trabajo en especial a madres cabeza de familia.