De manera empírica, armando y desarmando un reloj para entender a la perfección su mecanismo. Así aprendió Fren Alberto Ardila el arte de la relojería, un arte que se convirtió en su trabajo y dio origen en el año 2009 a “Cronox Arte y Joyería”, emprendimiento con sede en el municipio de Puerto Wilches, Santander.

Su habilidad ha sido reconocida por personas que se han formado académicamente en este oficio y más aún por sus clientes a quienes les responde con honestidad y transparencia. “Yo fui en algún momento un cliente insatisfecho, así que me prometí que siempre les daría el mejor trato a las personas”.

Durante todos los años de “Cronox Arte y Joyería” ha recuperado cientos de relojes, en muchos de los cuales incluso, y con permiso de sus dueños, les ha cambiado la estructura interna para dejarlos en óptimas condiciones. Y esto, lo ha querido enseñar a jóvenes que llegan a trabajar con él, pero no ha encontrado quién realmente se conecte. “Es triste porque este arte podría perderse. Me gustaría dejar un legado de honestidad, no quiero que digan: mi maestro no me enseñó a hacer las cosas bien”.

Su visión es tener un taller con más herramientas para responder a todas las necesidades de sus clientes y fortalecer su línea de correas de cuero, la cual cumple los mismos estándares que las marcas originales, solo que, a precios mucho más accesibles, así como llegar a más ciudades. Hoy en día ha logrado realizar trabajos para clientes de otros lugares como Bogotá, Bucaramanga y el Banco en el departamento del Magdalena, entre otros.